Así que, cuando el viejo me preguntó
directamente qué era lo que yo quería, logré hallar otras palabras
más auténticas.
– Quiero sentir a Dios de una manera
más prolongada –le dije–. A veces me parece entender el aspecto
divino de este mundo, pero esa sensación nunca me dura, porque me
acaban distrayendo mis mezquinos deseos y temores.
Quiero estar con Dios siempre. Pero no
quiero ser un monje ni renunciar a los placeres terrenos. Creo que lo
que quiero hacer es aprender a vivir en este mundo y disfrutar de sus
placeres, pero también querría entregarme a Dios.
–Para hallar el equilibrio que buscas –dijo Ketut, hablando a través de su traductor– te tienes que convertir en esto. Debes tener los pies tan firmemente plantados en la tierra que parezca que tienes cuatro piernas en lugar de dos. De este modo podrás estar en el mundo. Pero debes dejar de mirar el mundo con la mente. Tienes que mirarlo con el corazón. Así llegaras a conocer a Dios.
COME REZA AMA – Elizabeth Gilbert –
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