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lunes, 16 de julio de 2012

RUMBO AL SURESTE ASIATICO: TAILANDIA


 Dejo atrás después de 3 meses, la increíble India. Ahora toca un cambio de rumbo, un cambio significativo en mi aventura y en mi vida. Mi intención es seguir explorando mundo, expandir mi conocimiento, descubrir distintos y asombrosos paisajes y continuar maravillándome por cosas y experiencias nuevas, próximo destino... ¡Tailandia!. Allí me reuniría y reencontraría con Jairo, quien a partir de entonces compartiríamos la aventura y nuestras vidas.





Mi intención de como ir a Tailandia en un principio era de otra forma. Estando en Delhi me hice el visado de Bangladesh para atravesarlo hacia Myanmar, la antigua Birmania que hace frontera con Tailandia, y así llegar a mi propósito. Pero pequé de ansioso seguramente por principiante en estos temas, sacándome el visado antes de informarme bien de como podría salir y entrar al pais.
Resulta que entrar a Bangladesh es relativamente facil, pero salir no tanto. Para salir sólo hay dos opciones, salir por donde has entrado es decir, por India en mi caso, pero a India una vez que sales no puedes entrar hasta pasados 2 meses. Y la otra opción es salir por aire hacia otro destino, pero mirando vuelos me resultaba caro y no me valía la pena. Me hubiera gustado poder atravesar Bangladesh y la antigua Birmania, pero las fronteras terrestres entre estos paises no existen por conflictos políticos y técnicos como que las carreteras dejaron de utilizarse en los años 50 y ahora la jungla las ha devorado. Después de saber todo esto con el visado realizado, no me quedaba otra que cambiar de planes, por lo tanto tocaba ir directamente a Tailandia en avión, donde no tendría problemas con los visados ya que no te hace falta.
Muchos países entre los cuales se encuentra España, para entrar a Tailandia no necesitan un visado previamente, te sellan el pasaporte para durante 30 días si llegas en avión o 15 días si lo haces de forma terrestre. Pues allá que iba, contento y entregado hacia este nuevo cambio. Me dirigía hacia un país, del cual todo el mundo me había hablado maravillas, sus playas, paisajes y sus gentes. Gentes mayoritariamente budistas y por lo tanto con un carácter mas amable.
Ya en el avión hacia BangKok, las señales del destino eran claras y contundentes. Al lado mio sentados, mis compañeros de vuelo eran dos monjes budistas, cuyas túnicas eran a diferencia de los monjes en India y Nepal marrones oscuras. El caso es que estuve charlando un poco con ellos, también disfruté de las vistas ya que estaba en ventanilla y aproveché para echarme una cabezada. Al despertar, estaba hambriento y gracias a mi padre que me dio unos dolares americanos que tenía guardados por si algún día me hicieran falta para mi aventura, pude comprar comida en el avión, ya que estaba en tránsito y no disponía de ningún billete de ningún país.





Llegué a Bangkok y cogí una combinación de tres autobuses hasta Khao San Road, la zona mochilera por excelencia. Ya en el trayecto notaba el cambio económico de un país a otro, las infraestructuras, los edificios y los propios autobuses. Atrás dejaba la precariedad y la pobreza, tanto de India como Nepal y me adentraba en un país mas desarrollado. Llevaba 6 meses viviendo con esa precariedad donde convivía con suciedad y pobreza, con falta de opciones a la hora de comer y con los constantes cortes de luz y agua en Nepal por ejemplo. Ahora ir en un autobús con aire acondicionado, yendo por la carretera sin sufrir ningún bache ni movimiento brusco, era algo que notaba y valoraba. Al igual que cuando llegué a la zona de Khao San Rd y vi, aparte de mucha gente de todo tipo y nacionalidades, luces, neones, tiendas de ropa y souvenirs, bares, pubs, restaurantes...me recordó muchísimo al paseo de levante de Benidorm, pero mucho mas exagerado y con mucha mas gente. Veía puestos callejeros de comida y bebida, observaba la tantísima variedad de todo y alucinaba viéndolo, en vez de ser un turista normal y corriente, era otro totalmente diferente, que lo que me resultaba mas impactante era poder comer distinto tipo de comida, poder elegir y tenerlo al alcance de la mano. Estaba en un sitio, zona, país donde lo que para todo el mundo es normal, para mi eran privilegios. En ese momento sentí la lección tanto de India como Nepal, el aprender a valorar las verdaderas cosas.




Después del primer shock, que lo fue realmente, busqué alojamiento. Otra cosa que noté y habiendo vivido durante medio año en países mas pobres, es que para mi Tailandia me resultaba cara, cuando uno viaja así, de país en país, se habitúa no solo a sus costumbres, maneras de vivir etc, si no a su economía y vives a razón de ella. Por esa razón tendría que esforzarme por economizar mi estancia. No me resultó difícil encontrar algo barato y mas o menos decente, aquí en esta zona hay de todo y para todos los bolsillos. Me instalé en mi habitación con solo la cama y un ventilador anclado en la pared, suficiente para mi por ahora.
Durante esa semana que iba a estar solo en Bangkok hasta que llegara Jairo, no iría a ver ningun monumento ni templo ya que le esperaría para poder ir a verlos juntos, así que me dediqué a explorar la ciudad y recorrerla.







Bangkok es una ciudad de 7.700.000 habitantes, cosmopolita y que convive entre lo viejo como sus casas bajas al borde de sus ríos y lo moderno como sus increíbles rascacielos, todo ello entremezclado con la jungla. Es una capital viva, bulliciosa, arrítmica y acelerada con su vida frenética que impacta al llegar, pero uno se habitúa enseguida. Me maravillaba por sus calles llenas de gente y puestos callejeros fuera la zona que fuera o fuese la hora que fuese, BangKok tiene todo tipo de transporte y dispone de muy buena comunicación, por primera vez en mi vida utilicé el famoso Skytrain y pude contemplar la ciudad, su belleza urbana y rascacielos a una altura por encima de los insufribles atascos que se forman en la capital. Estaba disfrutando de todo y los privilegios de que disponía en la ciudad. Una “bendición” de Tailandia son sus 7eleven jeje, pequeñas tiendas tipo supermercados donde puedes encontrar casi de todo y que en un momento dado te hacen un buen apaño. Puedes encontrar comida tipo sandwich, bebidas de todo tipo, dulces, bollería, salado etc, a un precio muy barato. También puedes encontrar comida precocinada que te la calientan en el microondas y listo. A los tailandeses les chiflan las bebidas azucaradas y de colores llamativos, con sabores muy ácidos, dulces y hasta amargos, una peculiaridad de ellos es que la bebida no la toman en vaso de plástico si no que prefieren utilizar bolsas con su correspondiente pajita, y la verdad que con el calor sofocante que hace no me extraña que estén todo el día picoteando y bebiendo cosas frescas. En Bangkok hace un calor insoportable, entre su clima caluroso y contaminación unida a la humedad, hace que sea una ciudad bochornosa y a ciertas horas insoportable. Aquí uno esta sudando todo el día y sofocado a cada momento, no me extraña que en todas las tiendas y sitios cerrados tengan aire acondicionado verdaderamente potente, tanto que pasas de un extremo a otro con la consecuencia de poder ponerte malo, pero bueno, se agradece y uno se refugia en estas tiendas y centros comerciales a ciertas horas y ciertos días.







Estaba contento y disfrutando de las variedades que me ofrecía la ciudad y entregándome al consumismo a un nivel bajo, pero consumismo al fin y al cabo. Me permitía mis caprichos y hacía como los propios tailandeses, picotear de los puestos probando todo. Uno de los platos típicos son los famosos Noodles, con distintos tipos de fideos con verdura rehogada, pollo,huevo etc. Los podías encontrar a cada paso en los puestos al igual que la carne a la brasa, salchichas, kebabs etc, aquí la comida la suelen comer con palillos y pinchos tipo pincho moruno que también como las bebidas, en bolsas de plástico
Recorriendo la ciudad entraba y salía de los sitios, descubriendo sitios de ocio y tiendas. Aquí en Bangkok tiene un gran número de centros comerciales, inmensos y alguno de lujo. Me gustaba disfrutar y sorprenderme de poder ver estos contrastes. Alucinaba de ver tanto confort y lujo, y no me refiero a lujos inalcanzables, me refiero a poder subir al skytrain y a algún autobús con aire acondicionado, tiendas de comida de todo tipo y tiendas de muy variados artículos ya sea textil, electrónicos y demás variedades. Estaba rodeado de consumismo y lo veía de una forma diferente, donde ahora era consciente del verdadero privilegio o desgracia según se mire.
Pero pienso que hay momento para todo y uno puede encontrar la manera de convivir con todo ello sin que te afecte ni que te llegue a repercutir negativamente. Hoy puedo estar en una ciudad disfrutando de sus comodidades y privilegios, y mañana en medio de la naturaleza u otro lugar sin necesidad de comodidades. Como suelo decir, uno debería tener la capacidad de saber estar y adaptarse a cada situación y momento.
Pasaba la semana y se acercaba el día, Jairo daría el mismo paso que yo di en su momento. Ahora llegaba un nuevo cambio para ambos, significativo y que marcará el rumbo de ésta, ahora nuestra aventura...



3 comentarios:

  1. Jajaja, me has echo recordar que una vez casi lloro cuando vi PAPEL DE VATER después de estar en la selva de Perú, con los indios Shipibos, jaja, si, uno aprende a valorar lo que tiene, esas pequeñas cosas que nos son rutinarias y que sin embargo nos hacen la vida más fácil y cómoda. Abrir un grifo y que salga agua es un privilegio! Besos pichines!

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    1. Pues si, uno aprende esas lecciones. Hay que vivir eso para saber lo que es realmente. Somos unos privilegiados por mucho que nos quejemos de la vida. Un beso campañera!!

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