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miércoles, 5 de diciembre de 2012

UN MUNDO MUSULMÁN : MALASIA II


La palabra Islam significa sumisión. Se trata de la aceptación de la voluntad de Dios o del sometimiento a la misma, manifestada por su enviado Mahoma, por medio del libro revelado (el Corán). Por esto es una de las “religiones del Libro”, a las que Dios ha comunicado su palabra: judaísmo, cristianismo, islamismo. Los seguidores del Islam se llaman musulmanes (creyentes) y forman una comunidad muy unida (la Umma o comunidad madre). El Islam queda clasificado entre las religiones monoteístas y proféticas, acentuando el dar gloria Dios único, Creador y Señor.
En toda religión se acentúa la dependencia de Dios y la obediencia a su voluntad. El Islam recalca esta sumisión especialmente por parte de cada individuo ( “abd”, adorador y servidor). Mahoma es el profeta enviado por Dios a la comunidad de los creyentes. El Islam se fundamenta, pues, en tres pilares: el Corán o libro revelado (como palabra de Dios), el profeta Mahoma y la comunidad (Umma)





Malasia consta de trece estados con una población de veintisiete millones de habitantes. Dividida en dos regiones, Malasia Peninsular situada en la península malaya limitando con Tailandia al norte y con Singapur al sur y Malasia Oriental situada en la zona septentrional de Borneo limitando con Indonesia al sur y con Brunéi al norte.

La población malaya nacidos en Malasia son todos musulmanes, según el artículo 160 de la constitución de Malasia, pero son una sociedad multireligiosa con distintas etnias cada cual con su religión. Aproximadamente el 60% de la población practica el islam, el 19% el budismo, el 9% el cristianismo, el 6% hinduismo y el 2'5% la religión tradicional china. El resto en otras religiones tales como el sijismo, animismo entre otras. En principio, la constitución garantiza la libertad de culto.

Existe dos tipos de justicia en el país, la difundida y aplicada por el islam. Las cortes islámicas toman toda decisión que todos los musulmanes deben obedecer y seguir en temas tales como el matrimonio, la herencia, la apostasía (renuncia de la fe), la conversión o la custodia por ejemplo. Y la justicia civil para el resto de población no musulmana con sus propias cortes al igual que la islámica. Depende de tu creencia serás juzgado por uno o por otro.







Estábamos en Kuala Terengganu e hicimos caso de las recomendaciones del chico turco de la parada de autobús. Jairo y yo nos encaminamos hacia una de las islas que nos recomendó. Fuimos al sur para dirigirnos a Pulau Tioman Island. Para ello teníamos que llegar a un pueblo costero donde salen los ferris hacia diferentes islas. El pueblo en cuestión es Mersing, situado en el estado de Johor y donde pasamos un par de días la mar de tranquilos antes de coger el ferri.

Llegamos al pueblo en uno de los confortables autobuses que ofrece este país en general. Nos dejó en un lado de la carretera, apeándonos y recogiendo nuestros bultos empezamos a observar nuestro alrededor y quedándonos perplejos del encanto que desprendía Mersing. Justo donde nos dejó el bus, mirando hacia arriba, podías ver una pequeña colina frondosa con un letrero tipo como el de Hollywood, formando el nombre con las letras grandes. Debajo de la misma se halla un templo chino con su tradicional decoración oriental incluyendo sus dragones. En esa misma calle mas abajo, también se hallaba una tienda donde realizaban y hacían figuras de los dioses hindúes, figuras de piedra para supongo exponer en templos. También realizaban los símbolos y tipografía hindúes, como la famosa esvástica.




El símbolo de la esvástica se remonta según algunos historiadores al siglo V a. C.. Originalmente fue utilizado por los hindúes, teniendo un claro significado religioso. Este símbolo tiene varios significados y todos positivos..puede significar felicidad, suerte, bendición, salud, confirmación o un adiós. Dependerá en que momento y acto se utilice para tener un significado u otro. En Occidente conocemos este símbolo por la esvástica alemana de la segunda guerra mundial. Lo que hizo el “señorito” Hitler fue cambiarla y adaptarla a sus fines utilizando el símbolo hindú. Transformando su significado de paz a guerra, de suerte a desgracia, de felicidad a horror.

La verdad es que antes no estaba familiarizado con todos estos símbolos y términos, también es cierto que tampoco había convivido ni entremezclado con otras religiones ni sitios o lugares donde se practicaran. Este viaje me esta enseñando todo tipo de religiones y a convivir con ellas. El destino es sabio...muy sabio, sabe que yo no creo en ninguna, que no tengo fe de esa índole, y me muestra a cada paso enseñanzas. No es que yo antes fuera radical ni extremista referente a las religiones, pero si es cierto que no me hacían ninguna gracia, pero ahora que conozco mas a fondo no solo una ni dos, sino varios tipos de creencias y a sus gentes, hace que reflexione...

Observando la fe de la gente, como conviven con sus religiones que forman y constituyen la personalidad de una población, marcando el carácter de esas personas. Hace que pueda conocer y comprender mejor la forma de ser y comportamiento de la gente en general, llegando a sentir comprensión y no rechazo como antes sentía. Estaré en desacuerdo y no creeré en absoluto las mismas creencias que los demás, pero ¿quien soy yo para juzgar o intentar imponer las mías?

Durante este tiempo sigo sin creer en ningún Dios, es más, me reafirmo en que todo está en nosotros. Por ejemplo el budismo no es ninguna religión en sí, sino una filosofía de vida, Buddha no es ningún Dios, fue una persona normal como cualquiera de nosotros con la gran diferencia de que el se iluminó y llegó al nirvana, al equilibrio total. Al igual que el, también ahora pienso que otros hombres en la historia también lo hicieron, como Krishna o Jesús, pero sus mensajes de iluminación han sido violados y maltratados durante la historia llegando a perturbar a la humanidad. Pero porque el ser humano se corrompe con facilidad, llegando a desprestigiar sus propias creencias, valores y condiciones como persona.

Alguien podría decirme eso de que no se puede generalizar, pero yo lo hago. Mayoritariamente, porque vivimos en sociedades( de millones de personas ), todos nos comportamos como la mayoría, como lo marca una sociedad, despreocupándonos de lo más importante, de nosotros mismos, pero no me refiero a nuestras necesidades sean cuales sean. No hay que seguir a nadie en esta vida, ni idolatrar ni rezar a ningún ser superior a nosotros. Nosotros somos nuestro propio Dios, nuestra propia luz, no hace falta seguir a Buddha, ni a Cristo ni a ningún otro, ¡Hay que ser un Buddha!, ¡un Cristo!, llegar a no solo descubrir la verdad... sino transformarnos en ella. Es curioso que considerándome ateo, me atraiga tanto el tema de la religiosidad. Desde que experimenté el cambio, mi gran cambio, tengo otras inquietudes. Llegando a explorar temas que antes ni me había planteado, pero el universo me tiene preparado algo muy gordo, porque todo este camino tanto intenso como emocionante y no me refiero al que estoy realizando exteriormente, me tiene que llevar a algún sitio o estado, en eso si que tengo fe...







Nos alojamos en un hotel chino donde pasamos dos noches. Durante el día paseábamos por la playa y su largo paseo hasta llegar a una zona de rocas y jungla, la playa no era paradisíaca ni mucho menos. Pero tenía su belleza natural y salvaje. Mersing es un pueblecito tranquilo donde sus gentes hacen su vida normal y se relacionan a la vieja usanza. Cerca de la playa y el puerto de Mersing tienen ubicado sitios donde realizar distintas actividades, pudiendo ver como por ejemplo gente en un parque o explanada haciendo gimnasia, también puedes ver corrillos donde se sientan a hablar y tomar algo de los puestos callejeros que suelen montar. Jóvenes tomando algo en las terrazas de los mismos puestos y los no tan jóvenes sentados echándose una partida a una especie de juego tipo las damas. Todos ellos haciendo vida en la calle, respirándose en el ambiente una armonía y tranquilidad especial. De hecho, en vez de tomar Mesing como un pueblo de paso para pillar el ferri a Pulau Tioman, quisimos quedarnos un par de días mas y respirar de esa tranquilidad y paz que transmitía. Caminábamos por la calle y sus gentes siempre absolutamente siempre, nos saludaban, aunque nosotros no hubiéramos dicho nada anteriormente. A veces incluso nos sentimos maleducados por no haberles saludado antes de que ellos lo hicieran. Siempre te daban los buenos días, tardes o noches, con una sonrisa y amabilidad. Aquello también hizo que tomáramos la decisión de alargar la estancia.






De nuevo cogimos un ferri para llegar a Pulau Tioman. La peculiaridad de la isla es que aquí te tienen que dejar en la zona que tu elijas, ya que en ella no hay carreteras ni vehículos que circulen. Lo máximo que hay son motocicletas que son utilizadas por la gente de la isla. Nosotros fuimos a la zona “ABC”, que así se llama la zona mas hippie y también la mas económica. Había otras zonas mas apartadas y resorts exclusivos en los que parada a parada, los grupos de gente iban bajando.

Encontramos después un rato regateando y preguntando un bungalow adosado bastante majo y simple, la cama, ventilador en el techo y ¡baño propio!. El bungalow estaba muy cerca de la playa, solo había que atravesar el camino de tierra y ¡voilá!.



Teníamos como vecino a un chico singapurense (Singapur), el cual sabía hablar algo de español ya que había estudiado durante 3 meses en Texas (U.S.A.) en la universidad. Nsin como así se llama había viajado bastante ( yo creo que casi todo el mundo viaja, menos nosotros los españoles) y se había dedicado por algún tiempo a ser profesor de buceo aquí en Tioman Island. Teníamos largas y entretenidas charlas, nosotros practicábamos nuestro ingles con el y Nsin practicaba su español con nosotros (esto me recuerda a mi compañera de orfanato Meagan en Pokhara, hacíamos lo mismo).




Tioman como he comentado antes, tiene la peculiaridad de ser una isla sin carreteras ni coches ni tráfico que rompa la armonía de la misma. Sólo puedes escuchar las motos que circulan en una parte de la isla. En la zona donde estábamos instalados Jairo y yo, había un camino de tierra y asfaltado de forma peatonal. Andando hacia el sur unos cuantos metros, tenías que atravesar parte de la jungla en la cual habían hecho un camino (también asfaltado) tipo pasarela para atravesar parte de esa isla. Volvias a bajar unas escaleras, las cuales daban a parar a una pequeña cala donde se encuentra uno de los algunos muelles pequeños que hay repartidos en la isla. Por las tardes, las gentes locales solían tomarse su baño y en un puesto cercano, vendían pan duro para dárselo a los peces y así poder sentir y ver de cerca la diversa y colorida fauna marina. También fue uno de los sitios donde quisimos disfrutar de las puestas de sol que aquí en Tioman son increíblemente hermosas.








En la isla, el medio de transporte a parte de tus propias “patas” es la bicicleta. Alquilamos unas bicis para unos días y tengo que decir que es verdad eso de que lo de montar en bici nunca se olvida. Llevaba mas de veinte años sin coger una y tenía ese miedo tonto de volver a cogerla, pensando que me pegaría una leche tras otra. Pero como todo, es afrontar tus miedos. Por muy pequeños y ridículos que te parezcan siempre uno debe enfrentarse a ellos. Da igual que sea miedo a montar en bici o miedo a dejar tu vida para realizar otra, el caso es que se componen de lo mismo. El miedo te frena y cada vez que superas uno, por pequeño que sea, creces y ello te hace mas capaz.




Pues sin poner freno y pedaleando recorrimos la isla descubriendo playas, sitios y escondrijos.
Uno de esos descubrimientos fue una playa en el punto mas al sur. Recorrimos un camino de tierra y piedras mientras a nuestra derecha divisábamos los acantilados y a nuestra izquierda la rica y abundante vegetación, un espectáculo visual verdaderamente increíble. Llegamos a dicha playa donde se encontraba un santuario de tortugas, las cuales van allí a poner sus huevos. En ese momento no había nadie, la playa estaba desértica. Había una cabaña donde se supone suele haber una persona que vela por las pobres tortugas, pero como digo no había nadie, ni las tortugas ni el vigilante.

Dejamos las bicis para adentrarnos en la paradisíaca playa, arena blanca, vegetación frondosa y algún que otro tronco de árbol inclinado hacia el mar, vamos toda una postal. Nos bañamos e hicimos snorkel y observábamos la gran belleza a nuestro alrededor. Teníamos toda la playa para nosotros solos, rodeados de bosque, naturaleza y rocas. Era un mini paraíso terrenal.



A la vuelta volvimos por el camino de tierra atravesando vegetación hasta llegar al empiece de una carreterilla asfaltada que suelen tener algunos resorts para su acceso y recorrido. Mientras paseábamos por uno de ellos (no había otro camino, tenias que atravesarlos), en una cuesta me di un importante piñazo, es decir me caí dándome una leche quemándome el brazo izquierdo sobre el asfalto. El suelo quemando como quemaba y en cuesta como estaba, hizo que me quemara bastante y tuviera el brazo ensangrentado. Estábamos bastante lejos de nuestro bungalow para poder ir enseguida a curarme las heridas, así que tuve que solicitar ayuda a la madre naturaleza y fui a la playa donde se ubicaba un resort cercano para lavármela y que el agua hiciera el resto en un primer momento. ¡Vaya! Al final tuve que estrenarme y me di la leche, pero bueno, esta vez no esperé veinte años para volver a montar y quitarme el miedo. Aprendí la lección y después del primer momento, volví a pedalear de nuevo. Eso si, parecía salido de alguna guerra, pierna y brazo ensangrentados y todo dolorido. Todo fue bien después, gracias a los cuidados médicos de Jairo (¡dios! como escuece el alcohol 96º).





Quitando el incidente, por lo demás nuestra estancia en Tioman fue muy relajante a la par que activa. Cerca de la zona donde estábamos instalados, hacia el norte. Podías explorar caminando y haciendo pequeños trekkings mas partes de la isla. Subimos una ladera donde había amarrada a la tierra una gran cuerda para ayudarte a subirla y luego atravesabas y te introducías en la jungla. Siguiendo los caminos, llegabas a otras zonas de resorts y bungalows con sus playas correspondientes y donde en esta parte de la isla el agua de ve de un color mas azulado y clara.




También pudimos comprobar que la caída de los cocos de las palmeras, son mortales. Sabíamos que era así porque lo habíamos visto en un reportaje, pero un día paseando con nuestras bicis, en un camino asfaltado, en el lateral hay una formación lineal de palmeras muy altas (3 o 4 pisos), pues justo cerca de una, oimos como se desprendía un coco y vimos como chocó contra el suelo generando un gran ruido seco y lo mas sorprendente es que el coco no se rompió nada. A si que eso de ponerse bajo una palmera, queda muy exótico pero nada recomendable. En algunas islas de Tailandia y en Malasia es un alto índice de mortalidad y en algunos sitios es la principal causa de ella.



Muy cerca de allí había unos chicos con una furgoneta parada con una canción a todo volumen. Por supuesto nosotros no teníamos ni idea de cual era, pero nos gustó y nos pareció bonita. Tal vez fuera la falta de costumbre, no escuchábamos música habitualmente, salvo la de las tiendas, restaurantes o sitios a los que íbamos. Nos acercamos a ellos, y como suelen hacer, esta vez fui yo quien empezó a preguntarles sobre ellos y sus cosas y por aquella canción que nos sonaba de maravilla en esos momentos. El chico, musulmán, muy amable nos explico que la canción es un “hit” alli en Malasia. Nos escribió el nombre, se lo agradecimos y al poco nos marchamos. Después de nuestra estancia en Tioman pude averiguar, que la canción es un cántico a Aláh, de ahí que sea un hit en el país.

Estuvimos una semana en Tioman, seguimos recorriendo caminos con las bicis, deleitándonos de las calas y playas. También de las maravillosas puestas de sol y la oscuridad estrellada de la noche. Compartimos cenas, risas y conversaciones con nuestro vecino Nsin.





Descubrimos asombrados murciélagos gigantes que habitaban en los árboles de las isla. Creyendo yo en un primer momento mientras asomaba la noche y nos sobrevoló uno, que era un águila como las que veíamos durante el día, mas que nada por su tamaño. Pero como si de una película de terror o suspense tipo Hiscot se tratara, empezaron a sobrevolar por encima de nuestras cabezas decenas de ellos, algunos verdaderamente inmensos. Nos quedamos alucinados, estábamos viendo y se podría decir que esquivando a los famosos e inmensos murciélagos gigantes que existen por esta zona del mundo. Fue una auténtica experiencia para ambos.



Hemos visitado muchos sitios y hemos gozado de numerosas y maravillosas islas en Tailandia por ejemplo. Pero era una de las pocas veces que realmente nos dio pena marcharnos de algún lugar como era el caso. Cuando estuvimos en el pequeño muelle, el mas cercano a nuestra zona para irnos, tanto Jairo como yo sentiamos pena. Estuvimos realmente muy agusto, desconectados de todo, sin comunicación alguna con el exterior y viviendo intensamente todo lo que ofrecía Tioman. Tengo un gran y hermoso recuerdo de aquella isla, sin tiempo, sin planes, sin prisas de hacer nada. Compartiendo y descubriendo junto a Jairo. Ver su felicidad en su rostro hacía que viera reflejada la mía, era algo mutuo, sincero, libre y con Amor. Y aquella isla fue el escenario de todo aquello.




De regreso volvimos a quedarnos un par de días en Mersing y decidimos de ahí volver a Kuala Lumpur para decidir cual sería nuestro siguiente destino. Seguíamos a ciegas, ya que no conocíamos el país y todavía nos quedaba cosas por explorar en la capital. Quisimos regresar a un sitio conocido y sentirnos como en casa. Visitamos de nuevo el centro financiero, Little India y nos alojamos en China Town, en la misma guest house con suelo enmoquetado y con viajeros de todas las nacionalidades. Descubrimos mas cosas, frutas nuevas como el dragon fruit, que es de color fuxia y la textura y forma como la del kiwi, ¡buenísima!. Aquí como en Tailandia, tienen puestos de frutas ambulantes y te las preparan en el momento, siendo fresca y natural. Comíamos de los puestos y paseábamos sin ton ni son, solo por el placer de caminar y andar por sitios nuevos.

También descubrimos una barbería india cerca de China Town y aproveché para afeitarme. Descubrí el placer de ir a las barberías estando en India, recomiendo que si alguno viaja a India no deje de escapar la oportunidad de que le afeiten allí, son buenos profesionales y muy eficientes en el afeitado, a parte de ser bastante barato. Pues nos pusimos en manos de aquel indio y nos cortamos el pelo y afeitamos los dos por unos 17-18 MYR unos 4`5 euros.



Durante esos días al final decidimos ir a Indonesia, queríamos explorar bien a fondo (todo lo que se pueda ya que es inmensa) ese país formado de miles de islas. Aprevechando que estábamos en la capital, nos sacamos el visado y así obtener 2 meses. Ya que si entras al país sin visado previo, sólo te lo sellan para un mes y luego tienes que salir del mismo unos días para volver a entrar. Un poco lioso como suele ser. Cada país tiene sus normas y en algunos algo engorrosas.

El caso es que nos dirigimos a la embajada y me tiraron para atrás ya que iba con unos pantalones cortos y sandalias e iba incorrectamente vestido como mandan las costumbres musulmanas. Tuvimos que volver al día siguiente ya mejor vestidos je je. Teníamos dos meses a partir de que entráramos a Indonesia para recorrerla. Pero para ello primero teníamos que dirigirnos a Malaca o también llamada alli Melaka.





Malaca esta inscrita como una de las ciudades mas bellas de Malasia por la Unesco. La verdad es que si, tiene su encanto, su historia y es acogedora y lo comprobamos nada mas llegar. Como es común también tiene su China Town, mas pequeña ya que no es una ciudad grande. Las calles y balcones de la zona China Town tienen un orden e iluminación que parece sacado de un decorado. Las fachadas con una arquitectura muy cuidada y en tonos rojos por los focos e iluminación. En una plaza que daba al principio de la calle de los puestos, arriba de la misma sujetado por alambres había un dragon que en vez de salir fuego por su boca, a veces salía agua que caía justamente a la fuente de debajo. Lo que para nosotros podría ser una decoración por unas fiestas o unas fechas de celebración, aquí en Malaca es el día a día, es la manera de hacer las cosas y para nosotros es chocante, diferente y por eso ¡me encanta!.


 Por ejemplo los tuk tuk, no son como los de Tailandia o los de la India, aquí son como una especia de moto carro, pero en versión disco. Si si, he dicho disco, los tienen decorados estrafalariamente y de una forma exagerada y con música a todo trapo. De ahí que los llamen disco tuk tuk, los ves a kilómetros con esas luces de feria y parafernalia, es gracioso verlo. Nosotros no tuvimos que utilizar ninguno pero charlamos con alguno de ellos sobre sus tuks tuks y sobre la eurocopa, que en esos días se jugaba la final.

Miramos de todo en los puestos y en otra plaza tenían puesto un escenario gigante donde tenian un karaoke donde ahí estaban las gentes cantando y divirtiéndose de lo lindo. En los días que estuvimos , cenamos un restaurante indio los cuales eran muy simpáticos y pasamos un buen rato haciendo fotos con ellos a parte de volver a probar el riquísimo chai indio.



Paseando al día siguiente por Malaca en unos bajos de un edificio vimos algo realmente alucinante, tanto o más que lo de los murciélagos gigantes. Era un lagarto gigante también, éste era de tamaño como un perro mediano tirando a grande. No podía creer lo que estaba viendo, ¡era inmenso!. Le vimos justo cuando se iba a introducir en un gran hueco en los mismos bajos del edificio.
Habíamos visto otros muy grandes pero no tanto como éste, que impresión. A cada paso que damos, no dejamos de sorprendernos por algo y eso nos da vida.






Teníamos que coger nuevamente un ferri, para cruzar el estrecho de Malaca y llegar a Dumai en la isla de Sumatra (Indonesia). Nuestra aventura continuaba, habíamos cambiado nuestros planes a causa del monzón y aquí estábamos, yendo por tierras desconocidas..países que ni siquiera habíamos oído hablar antes, no teniendo ni si quiera referencias de ningún tipo, lo cual hizo que aportara mas emoción a la aventura. Convivimos en un país musulmán durante un mes, conociendo de cerca sus costumbres y a sus gentes. Sorprendiéndonos positivamente de lo encontrado y despojándonos de nuestros prejuicios adquiridos de nuestra antigua vida. Salimos felices y encantados de aquel país que nos regalo sonrisas, palabras amables y sitios espectaculares. Nos introducimos en lo desconocido, en un mundo ajeno a nosotros, del que el destino y nuestra aventura han hecho que aprendamos una gran lección y que hayamos tenido la gran suerte de haber podido vivir en un mundo musulmán.










                                                    “Se en esta vida como si fueras un extranjero o un pasajero”  


                                                                                                                  – MAHOMA --

                                                            



                                                                       Mawi - HambaMu
                                               (Canción que preguntamos al chico en Tioman)

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